La AI en la música
En octubre de 2025 apareció un nombre nuevo en la escena country que, sin embargo, es todo menos tradicional: Breaking Rust.
Este “artista” no es un cantante humano, sino una creación completa mediante Inteligencia Artificial. Su tema “Walk My Walk” ha escalado hasta el número 1 de la lista Billboard Country Digital Song Sales, un hito sin precedentes para un proyecto generado 100% con tecnología.
La canción adopta todos los códigos sonoros del country: voz grave, ambientación de vaquero, guitarras sobrias, atmósfera de carretera polvorienta. Pero la voz, el cuerpo artístico, la imagen visual, que es la figura de un vaquero solitario con sombrero y mirada al horizonte, son construcciones generadas digitalmente.
Este caso desencadena un debate mayor en la industria musical: ¿qué valor atribuimos al “ser humano” detrás de la música? ¿La autenticidad se mide por la experiencia vivida, la voz que se rasga en un escenario, la historia personal que el artista lleva consigo? En el country, género tradicionalmente ligado a historias de vida, esta cuestión se vuelve especialmente relevante. Algunos críticos señalan que “Walk My Walk” puede sonar convincente, pero adolecer de una dimensión emocional profunda, de una voz que haya vivido lo que canta.
Por otro lado, los defensores de la inteligencia artificial musical argumentan que la tecnología amplía las posibilidades creativas y plantea nuevas formas de contar historias o de construir personajes artísticos. Un proyecto como Breaking Rust funciona casi como ficción o performance: un avatar digital que encarna un mito vaquero. El impacto está ahí: millones de escuchas en plataformas.
Pero también hay señales de alerta: ¿qué pasa con el artista humano que compone, canta, hace giras y que vive de la música? ¿Si una inteligencia artificial puede producir una canción exitosamente, quién reparte los beneficios, quién es el autor, quién responde ante regalías o derechos de autor? En Estados Unidos se están ya planteando marcos regulativos para distinguir lo generado por IA de lo creado por personas.
En resumen: el ascenso de “Walk My Walk” de Breaking Rust es más que una curiosidad viral —es una señal de que la música está entrando en una nueva era digital, donde la línea entre lo humano y lo generado desde computadoras se va perdiendo.
Los comentarios están cerrados.