Ecoeducación para los niños

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Ecoeducación para los niños
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La ecoeducación se basa en que el mundo es el gran salón donde los niños aprenden. Considera que la escuela no es una fábrica. Se percibe como un sistema vivo, donde el aprendizaje es inherente a todo lo que hacemos. Todos aportan en la clase, por eso todos son maestros y alumnos, en un ambiente dinámico, presto al sombro, el cuestionamiendo, y el disfrute. Analiza que uno de los grandes errores de la educación mecanicista es verla como una máquina sin vida. No enseña a los niños a sentir respeto y amor por la naturaleza.

Eso crea una grave limitación en el desarrollo de la inteligencia global, y de cómo se va a relacionar el niño con  la Madre Tierra, donde descansa su salud a largo plazo. Como paradigma el macanicismo educativo es un sistema cerrado con criterios poco flexibles y muy estandarizados.

Por tanto, lo que no se ajusta es descalificado, frustando a muchos alumnos dada sus diferentes capacidades y percepciones, con la falsa idea de que sólo algunos niños se pueden educar.

Aceptan más a alumnos con habilidad lógico-matemático y verbal, que asimilan los valores de cultura científico industrial, como proceso de condicionamiento para aceptar la ideología de la cultura materialista. Quienes se salen de la norma son clasificados como “desadaptados” ante sus cualidades o pensamientos diferentes.

Otra cosa negativa es pensar que todos los niños aprenden de manera similar y a la misma velocidad, borrando toda individualidad, y creatividad metiéndolos en un solo canasto de conciencia infantil. En cambio en la ecoeducación el estudiante debe sentirse conectado al munco natural, debe maravillarse del milagro de la vida.

El aprendizaje ocurre en muchos niveles e implica un sentido personal, ecológico deductivo empezando por obervar y discernir de la totalidad a las partes, descartando pensamientos rígidos y lineales. Evita ser extremadamente programados, predecibles y controlados.

La ecoeducación se orienta hacia un modelo de escuela que sea capaz de incorporar los cambios en la visión del mundo que actual y constantemente recorren nuestras sociedades. Uno de los mayores errores en el momento actual es tratar de reparar la educación mecanicista, memorística, y predecible anexándole nuevos contenidos o nuevos propósitos.

Para Ramón Gallegos Nava, reconocido educador holista y escritor, señala que no necesitamos programas parciales automatizados, sino una educación que considere el ambiente, la paz, los valores, la espiritualidad, la ciencia, como red que conforma la vida misma. Una educación para la vida, más allá de la pura formación profesional. Integrar y reconocer a nuestro planeta como nuestro hogar, que debe ser cuidado y respetado, pues representa al maestro más sabio del cual podemos aprender.

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