¿Qué es democracia?

Hay muchas personas en el país que no dimensionan el valor de la democracia, solo asumen que está y, peor aún, piensan que existe porque sí.
De hecho, creen que la democracia les permite decir lo que sea y en el tono que sea, pues interpretan que ese pilar nacional les da inmunidad incluso para atacarla sin piedad.
En estricto sentido la democracia no es sinónimo de inmunidad social, y tampoco la da, por ende, no se pueden confundir los beneficios que esta otorga con libertinaje individual.
La democracia no es solo un sistema electoral, es también una cultura política basada en el respeto, la participación, la inclusión y la legalidad. Su calidad depende del compromiso activo de los ciudadanos y de la solidez de sus instituciones.
Ese compromiso implica ser consciente de que el ecosistema social del país descansa sobre la democracia, que sus instituciones no son perfectas pero que está en cada uno el poder fortalecerlas, que si no tenemos una esencia demócrata terminaremos restando las oportunidades para que todos vivamos bien y que el enemigo de la democracia no es otro que el desconocimiento de sus orígenes, la desidia de sus habitantes y el resentimiento contra otros al creerlos responsables de nuestra realidad.
¿Cuál es la esencia de un demócrata? Quién lo sea no señala para repartir culpas, el demócrata se arrolla las mangas y busca cómo sumar e integrar voluntades para construir un mejor país, cada día.
El demócrata no piensa en su ego, sino que lidera para heredarle un mejor país a los hijos y nietos de todos los ticos.
El demócrata no se pone a ver si lo aplauden, sino que se dedica a resolver los problemas que más afectan al país, gracias a que suma las ideas de la mayor cantidad de personas posible.
El demócrata respeta la democracia, no la intenta usar para promover la autocracia o la dictadura.
El demócrata no cree ser el único que sabe cómo arreglar un país, sino que forma liderazgos y da el ejemplo cívico de velar por el bienestar de todos, aún de aquellos que no piensen igual a él.
En resumen, tengamos claro que la democracia somos todos, que depende de nosotros mismos el que esté fuerte y lista para dar ascenso social a las próximas generaciones y, por supuesto, que ella nos permite tener libertad de expresión para exponer nuestras ideas, siempre y cuando se haga de forma responsable.
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