La basura nos está ganando: urge una solución nacional y sostenible
Costa Rica enfrenta una crisis silenciosa pero alarmante: la disposición final de los residuos sólidos en la Gran Área Metropolitana (GAM). El parque ambiental de La Carpio, ubicado en La Uruca, que durante años ha recibido toneladas de desechos generados por nuestras ciudades, está por alcanzar su capacidad máxima. Y el único sitio disponible para recibir esa carga, el relleno de El Huazo en Aserrí, también tiene los días contados. ¿Qué vamos a hacer cuando ambos colapsen?
Desde el Concejo Municipal de San José he advertido sobre la magnitud de este problema. No se trata solo de una urgencia sanitaria y ambiental. Es también un asunto de planificación, responsabilidad política y visión de país. La basura no desaparece por arte de magia cuando se la lleva el camión recolector; simplemente la estamos escondiendo bajo la alfombra de los rellenos sanitarios que ya no dan abasto.
El problema es estructural: producimos más residuos de los que podemos procesar, y no existe una estrategia nacional que articule a los gobiernos locales, el Ministerio de Salud, el sector privado y la ciudadanía en un esfuerzo común. Además, seguimos viendo la basura como un problema, y no como una oportunidad.
Propongo una ruta clara: debemos migrar de un modelo de disposición final a uno de economía circular. Esto implica fortalecer la separación en origen, establecer centros de acopio y reciclaje eficaces, incentivar la industria de valorización de residuos y generar alianzas público-privadas para la innovación en gestión ambiental. Pero, sobre todo, necesitamos voluntad política y diálogo honesto entre los distintos niveles de gobierno.
Desde San José ya estamos impulsando esta discusión. Sin embargo, es inaceptable que la Municipalidad actúe sin transparencia y sin convocar a la ciudadanía y al régimen municipal a ser parte de la solución. He solicitado informes, promovido espacios de diálogo y alzado la voz en el Concejo porque la omisión también contamina.
Esta crisis no espera. Si no actuamos ya, enfrentaremos escenarios caóticos: residuos acumulados en las calles, afectación a la salud pública, y una herencia ambiental catastrófica para las próximas generaciones. Es momento de asumir que la basura es responsabilidad de todos.
Hago un llamado urgente al gobierno central, a los alcaldes de la GAM y a la ciudadanía a unirnos en una mesa de diálogo con metas concretas, soluciones innovadoras y un compromiso firme con el ambiente. Porque si no cambiamos el rumbo, serán nuestros hijos quienes tengan que vivir entre los desechos de nuestra desidia.
Costa Rica merece más que rellenos sanitarios: merece un país limpio, justo y sostenible.
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