Dignificar permanentemente nuestra vida laboral

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Dignificar permanentemente nuestra vida laboral
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Aunque hace unos días atrás se realizó la celebración en torno al Día del Trabajo, más allá de ella, valga tener permanentemente en cuenta que la vida laboral es uno de los aspectos que ocupa una gran parte de la existencia de los individuos, por eso, aunque para algunas personas el trabajo, más que satisfacción, pareciera ser una obligación impuesta o un medio solamente para obtener dinero, más bien el trabajo debe percibirse como una actividad que significa la expresión creativa de los humanos para manifestar, e ir desarrollando, las inmensas capacidades que existen dentro de cada uno de nosotros.

De esta manera, el trabajo puede constituirse, para cada uno de nosotros, un medio extraordinario de satisfacción y crecimiento, pues al ser el trabajo una expresión de uno, podría ser, a la vez, un medio de autorrealización ya que representa una forma de desarrollar nuestras aptitudes y habilidades, tanto físicas, como mentales, en pos de convertirnos en mejores humanos, sentirnos útiles, motivados y orgullosos como parte de un mecanismo de producción mayor.

Además, el trabajo debe ser asumido como la manifestación de la vocación acompañada de un espíritu de servicio hacia los demás. Por lo tanto, se debe comprender que el verdadero sentido del éxito profesional consiste en que la persona, mediante cualquier labor que realice, se exprese profundamente y disfrute de su trabajo. Confucio decía: Encuentra un trabajo que te guste y no volverás a trabajar ni un solo día de tu vida”; precisamente, la clave es encontrar nuestra pasión y hacer de ella nuestro trabajo diario.

En este sentido, el verdadero éxito del trabajo dependerá de la eficacia real, de la utilidad efectiva que este tenga para los demás; porque el trabajo puede ser un medio de servicio, una manera de crear acciones que le sean útiles a los demás y que, en cierto sentido, solo uno puede llevar a cabo de una manera responsable, ética y óptima.

No olvidemos que el trabajo nos lleva a desarrollar habilidades y competencias como la cooperación, la empatía, la creatividad y responsabilidad; nos colma de satisfacción, de orgullo por el deber cumplido; nos hace sentir útiles, eficientes; el trabajo es importante si se desea ser alguien, avanzar en la vida, alcanzar la prosperidad y realizarnos.

Definitivamente, es hasta que la persona descubra su vocación auténtica, y encuentre lo mejor de sí misma, que no vivirá forzada en todo lo que realice y que le permitirá dignificar, como es debido, esa noble expresión humana que representa el trabajo. Ya lo expresó muy bien el filósofo argentino Jorge Ángel Livraga: “No es el oficio el que dignifica al hombre, sino el hombre el que dignifica el oficio”.

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