Latinoamérica no quiere más sátrapas

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Hoy reverberan en los corazones de los latinoamericanos aquellas palabras dichas por Mahatma Ghandi: “Recordad que a lo largo de la historia, siempre ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo, han parecido invencibles. Pero siempre han acabado cayendo, siempre”.



Un sátrapa es alguien que gobierna despóticamente de forma arbitraria y hace alarde de su poder. En América Latina los sátrapas han estado tanto a la izquierda como a la derecha del espectro político, sin embargo, hoy más que nunca una hermana nación sudamericana siente el fierro ardiente que quema su piel y sus entrañas con el régimen despótico que no le importa usar tanquetas y llamar terroristas a los ciudadanos que valientemente han salido a defender la institucionalidad y democracia de su país.

Los sátrapas han estado presentes a lo largo de la historia latinoamericana, desde la colonia y hasta la fecha. Los ha habido imperialistas, con una simbiosis incestuosa, como bien la describió Erich Fromm, promoviendo nacionalismos enfermizos en vez de patriotismo y echando mano de las emociones de los pueblos para su propio beneficio.

En una época más reciente los vimos en Paraguay con Stroessner, en Argentina con Videla y en Chile con Pinochet y no dejemos de lado el caso Gelman contra Uruguay, donde efectivamente la Corte Interamericana de Derechos Humanos determinó que al poeta uruguayo se le habían violado sus derechos humanos a través de la operación Cóndor que le hizo perder a toda su familia.

El nuevo sátrapa de simbiosis incestuosa, para recurrir nuevamente al término utilizado por Erich Fromm y la escuela psicoanalítica de la Psicología, está en Venezuela. En tanto que unos cuantos viven en opulencia con el dinero del pueblo venezolano, el grueso de las personas muere de hambre. ¡Es que no hay siquiera basura para comer! ¿Es esto realmente un trato digno de parte de un gobierno a los habitantes de un país?

Es el colmo que a los ciudadanos gallardos que salen a defender sus intereses, a buscar un plato de comida para llevar a la casa a sus familias y que deben de recurrir a las vías de hecho por que el sistema judicial está tan amañado se les tilde como terroristas, cuando el terrorismo viene de otra parte y no del pueblo como tal. Es el como que a los ciudadanos gallardos se les persiga y atropelle cual insectos fueran con tanquetas militares. Es el colmo que los ciudadanos gallardos se les deje morir de hambre como hacían los tiranos en Somalia en los noventa.

¡No señores! ¡Latinoamérica no quiere más sátrapas! Latinoamérica lo único que quiere es paz, paz para nuestros hermanos, paz para el continente, paz para el mundo y comida para nuestros venezolanos.

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