El respeto en carretera

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El respeto en carretera
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Recientemente conversaba con una amiga empresaria en la industria de escuelas de manejo, sobre el problema tan grande que existe en cuanto al respeto en carretera. Habrá que analizar más a fondo, como la estadística y ciencia exigen, cuáles son las causas que originan la cultura de violencia en las calles que tenemos en Costa Rica, lo que sí queda claro es que, lejos de mejorar, las cosas van de mal en peor.

Al igual que ocurre en un banco o en la caja del supermercado, hay personas que se creen por encima de los demás y no hacen la fila. Conducen por el espaldón o en vía contraria, bajan la mano y piden campo y alguien les da. Existe una diferencia muy grande entre ser cortés y ser tonto. El dar campo a personas que se brincan la fila es contribuir a la corrupción, porque el mensaje de fondo que enviamos a esa persona y al resto de la sociedad es que no hace falta cumplir con las normas, tan solo basta generar lástima a través de frases como: “Pobrecillo, dele campo”.

CANARA había lanzado una campaña de ser cortés, uno a la vez. Esta es una excelente iniciativa, pero ser cortés implica dar campo a quien hace el alto, al carro que sale del centro comercial, al peatón que cruza por la esquina aunque no haya cruce peatonal, no al que cruza por media calle por que le da pereza caminar hasta la esquina. Nuevamente, el tema de conducir radica en el pensamiento crítico, en pensar con la razón y no con el hígado.

Me imagino que si usted conduce o ha observado el comportamiento de los conductores, habrá notado que basta con que ponga la direccional para pasarse de carril y el carro que viene atrás acelera para no darle campo o, el caso contrario, alguien pone la direccional y se tira de una vez porque no sabe que el hecho de poner la direccional no implica que pueda cambiar de carril inmediatamente sino que tiene que hacerlo de manera gradual.

Otro aspecto importante es cuando se viene de una vía secundaria a una primaria, como pasa con los cedas en las carreteras donde el conductor que viene de la vía secundaria entra a la primaria pese a que otros carros vienen a alta velocidad en autopista y no tienen oportunidad de frenar.

Quizás la violencia que hemos visto en las calles radique en no seguir la regla de oro de no hacer a otros lo que no quisiéramos que nos hicieran. Lo más lamentable de todo es que, cuando alguien conduce así de mal o egoístamente, realmente está dejando que su subconsciente aflore y demuestre su verdadera esencia detrás del volante.

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