El bullying no es solo un asunto de dos.

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El bullying no es solo un asunto de dos.
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El acoso escolar, no solo se debe ver como una cuestión en donde hay un agresor y una víctima. No, es todo un fenómeno que involucra a compañeros, padres, docentes y por supuesto, a la sociedad. Y aunque es un problema de todos los días, aprovecho que  este 2 de mayo  se conmemora el Día Internacional Contra el Acoso Escolar, para hacer unas reflexiones.

El papel de los padres es fundamental, los progenitores enfrentamos un gran reto: educar y formar a los hijos con afecto, comprensión y comunicación. De la buena educación que les demos, dependerá la forma en la que ellos se desenvuelvan en la sociedad y es nuestro deber formar hombres y mujeres capaces de aportarle al país un mejor futuro.

Que lamentable saber que hay papás que desconocen lo que hacen sus hijos y tampoco están pendientes de lo que les ocurre.  Su obligación es estar al tanto de ellos y actuar no solo si son víctimas, sino también agresores. Debemos tener presente que las consecuencias del bullying pueden ser graves.

Deje de ser un padre ausente, es fundamental que exista una buena comunicación entre usted y su hijo, escúchelo y trate con él cualquier tema, por más difícil que sea.  Esté pendiente de sus amistades y del rendimiento académico. Es indispensable acercarse al centro educativo y conocer sobre el comportamiento y el desenvolvimiento de su niño o adolescente.

Los docentes, por su parte, también juegan un papel muy importante en este tema, hace unos años, un Tribunal penal reprendió la indiferencia de un grupo de docentes de un colegio guanacasteco al no atender el caso de agresión física y psicológica que sufrió una estudiante.

La sentencia sirvió para advertir a docentes e instituciones sobre el daño que se puede ocasionar al poner oídos sordos a esta realidad tan lamentable que día a día, sumerge en el sufrimiento y la depresión a muchos y roba la tranquilidad a la sociedad.

Porque justamente en este momento, hay muchos niños y adolescentes que cuentan los minutos para salir del aula y descansar por unas horas de la humillación y hay padres y madres que no pueden estar en sus trabajos tranquilos, porque los atormenta pensar en  la realidad que viven sus hijos.

Como sociedad, no podemos pasar la página y hacernos de la vista gorda. Jamás debemos acostumbrarnos a este problema y verlo como algo normal, por el contrario, nuestra denuncia constante, el llamado incesante a las autoridades educativas y las exhortaciones a los padres para que cumplan su rol como debe ser, serán siempre las herramientas valiosas que podrán sacar de la turbia oscuridad a muchas víctimas del acoso escolar.

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