Consorcios PYMES: Una oportunidad para mejorar la productividad de nuestro parque empresarial

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Consorcios PYMES: Una oportunidad para mejorar la productividad de nuestro parque empresarial
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El pasado 29 de mayo, se aprobó en la Asamblea Legislativa la Ley de Consorcios PYMES. Un texto sencillo que abre la oportunidad de generar un impacto positivo en el crecimiento económico, al establecer un nuevo mecanismo de asociatividad para impulsar el desarrollo de las unidades productivas que representa el motor económico más importante de nuestro país.

La iniciativa, presentada en agosto del 2013, a partir de la transferencia del modelo de consorcios implementado en Italia, México, Uruguay, entre otros, fue impulsada desde el Ministerio de Economía durante la Administración Chinchilla Miranda, gracias al apoyo técnico que brindó la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI). Después de un largo proceso de casi 5 años, con el ingreso de la nueva Asamblea Legislativa, se avanzó en el conocimiento del expediente para darle finalmente su aprobación y convertirla en ley de la República.

Esta nueva ley permite, que las PYMES puedan establecer contratos consorciales para la realización de actividades de promoción, cooperación, comercialización de bienes o servicios, en el territorio nacional o hacia el exterior, con el claro objetivo de elevar la competitividad y rentabilidad de las empresas que formen parte del Consorcio PYME.

Además, permite fortalecer la presencia en los mercados de las PYMES que integran el Consorcio;  facilita su acceso a servicios que les resultan inaccesible de manera individual; promueve la participación en el mercado sin competir entre sí, bajo la premisa de un uso común de los servicios de tecnología, producción, comercialización, diseño, procesos industriales, financiamiento y actividades en común; así como potenciar con ello el surgimiento de economías de escala.

Sin duda, crear el mecanismo de asociatividad sin establecer incentivos para la participación de estos en los mercados, hubiese sido un esfuerzo incompleto. Aunque la experiencia internacional revela mayor agresividad en la definición de incentivos, debemos reconocer que como país, damos un primer paso importante al establecer que los Consorcios PYME, que estén debidamente reconocidos por el MEIC, reciban condiciones favorables para su participación en el mercado de las compras públicas, el acceso a recursos de financiamiento, el apoyo a procesos de internacionalización y el adecuado acompañamiento mediante servicios no financieros que les permitan consolidar su potencial asociativo.

La Ley de Consorcios PYME reviste una oportunidad para hacerle frente a la limitante que tiene nuestras PYMES para atender la demanda por volumen, o bien asumir costos de producción que individualmente son dificiles de atender, pero que de forma asociada, sin perder su identidad empresarial, les brinda un espacio favorable para potenciar su competitividad, mejorar su productividad, potenciar el crecimiento empresarial y sin duda impactar en la generación de empleos, uno de los grandes desafíos que tenemos como país.

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