Banca para el Desarrollo: Un mecanismo eficiente en la asignación de recursos

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Banca para el Desarrollo: Un mecanismo eficiente en la asignación de recursos
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Mucho se habló durante la pasada campaña política sobre el desempeño y expectativas del Sistema de Banca para el Desarrollo. Pasado el fragor de la contienda electoral y con datos en mano, me parece que vale la pena tamizar un poco lo que se dijo en su momento.

Si bien el Sistema de Banca para el Desarrollo, o SBD, arrancó en el 2008 con vacíos en su ley constitutiva que le generaron algunos contratiempos, es innegable que, a partir de la reforma integral a su ley aprobada en noviembre del 2014, mejoró significativamente su eficiencia y desempeño para aportar beneficios tangibles a las pymes y pequeños productores agrícolas.

Esta reforma agilizó los mecanismos de colocación por parte de los operadores financieros adscritos y permitió liberar el uso de miles de millones de colones del llamado “peaje bancario”, que hasta ese momento no había sido posible utilizar.

El peaje bancario, corresponde al 17% de las captaciones a menos de 30 días de los bancos privados, el cual es destinado a este fondo como una de las tres fuentes de recursos del SBD. Las otras dos fuentes corresponden al Fideicomiso Nacional para el Desarrollo (FINADE) y el Fondo de Financiamiento para el Desarrollo (FOFIDE), que en conjunto otorgaron el año pasado, $435 millones en créditos, mientras que del peaje bancario se concedieron préstamos por casi $311 millones,

Estos resultados positivos tan satisfactorios son el fruto de un eficiente proceso de priorización y colocación de los recursos y del papel que desempeñan los operadores y agentes colocadores acreditados ante el SBD en el otorgamiento de créditos.

Si bien la Ley dispone que los recursos del peaje bancario deben ser canalizados a través de bancos, la Ley Orgánica del Sistema Bancario Nacional, permite que los bancos privados coloquen los recursos directamente entre quienes califiquen como beneficiarios del SBD. Por lo que para este año y el próximo, estos bancos tienen ya una programación definida para la colocación de unos $88 millones, al igual que la tiene el FINADE y del FOFIDE.

Esta programación es una muestra de que los fondos del SBD no están ociosos, sino todo lo contrario, están siendo utilizados de manera eficiente.

Es por ello, que considero de vital importancia, darle al SBD la posibilidad de consolidarse como sistema, evitando así que se convierta en tentación política o caja chica de sectores específicos, a la vez que se asegura su permanencia en el tiempo, con la búsqueda de nuevas fuentes de recursos frescos para seguir aumentando su eficiencia.

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